La realidad que va a ser, cualquiera que ella sea (porque nadie lo sabe), ya empezó.
El mito de la “nueva normalidad” puede hacer sentir que la situación desencadenada por la pandemia es pasajera, dura, pero al fin, temporal y con efectos que debemos reparar rápidamente. En otras palabras: será cuestión de tiempo para que todo vuelva a lo habitual (más o menos). Que una vez se descubra la vacuna o desarrollemos inmunidad colectiva, las cosas volverán a ser como antes. Ambas cosas son inciertas, vale decir máxime cuando debido al aislamiento preventivo, difícilmente alcanzaremos el número de contagios necesario para desarrollar dicha inmunidad y al parecer nuestra respuesta inmune no apunta tampoco en esa dirección.

En verdad, los cambios son profundos, tardarán tiempo en asentarse en su verdadera dimensión y no será fácil cerrar las grietas sobre aspectos fundamentales de la sociedad. Esa nueva realidad (como preferimos llamarla) no llegará de golpe a diferencia de lo que fue el inicio de la pandemia, se irá configurando de forma progresiva, quizás con iteraciones, y de forma desigual para todos, siendo lo único importante aceptar que ya empezó.
La expresión “nueva normalidad” se utilizó durante la crisis financiera global de 2008 – 2010 (https://www.imf.org/en/News/Articles/2015/09/28/04/53/sp101010) resaltando que: “El concepto de “nueva normalidad” no era un intento de captar lo que debería suceder. En cambio, el concepto habló de lo que probablemente sucedería dada la configuración predominante de factores nacionales y globales, algunos de los cuales fueron heredados, y otros que fueron las consecuencias de las decisiones tomadas. Dicho de otra manera, la nueva normalidad postulaba el mundo que evolucionaría sin un cambio significativo en los enfoques de las políticas y los negocios”.
Hay acá varios aspectos que se deben considerar: Lo que sucederá depende de grandes fuerzas que interactúan en lo macro, pero más importante aún para nuestras familias, de nuestra capacidad para reaccionar de forma resiliente ante los escenarios que se van configurando. Consideramos un error potencialmente fatal simplemente esperar a que se asiente esa “nueva normalidad” o intentar recomponer lo que se percibía como “normal” antes de la pandemia bajo las nuevas reglas pospandemia.
La crisis de la salud ya declarada es seguida de una crisis económica, hoy atendida con subsidios, créditos y otras medidas de coyuntura que resultarán imposibles de sostener en el mediano plazo.
Como sociedad, ya estamos actuando resolviendo lo urgente (consumiendo nuestras reservas económicas, humanas y sociales) para preservar la vida. Pero más pronto que tarde entenderemos que en salud, sólo el actuar individual responsable salvará al individuo (con autocuidado y medidas de bioseguridad, por ejemplo). En lo económico sucederá lo mismo: medidas generales atenúan el impacto, pero para enfrentar el período de reacomodamiento requerimos de nuestras mejores capacidades empresariales y éstas pasan por la capacidad de asociación y apalancamiento tecnológico.
“Este momento no es el fin. Ni siquiera el principio del fin; pero sí es quizás, el fin del principio”.
En ese momento, se configuraba un nuevo orden mundial.
La cuarentena es solo el fin del principio. No será posible enfrentar una nueva realidad con estrategias del pasado.
Otras “crisis” (social e institucional) llegarán sobre una sociedad con menos recursos para atender sus demandas y expectativas. No es posible vivir dos años en crisis, ni mantener las actividades de estabilización “parecidas a la realidad anterior”, por tiempo indefinido.
El hoy, es un nuevo punto de partida con reglas diferentes que debemos enfrentar con estrategias diferentes.
El momento de actuar es ahora. Nuevos contextos, nuevas estrategias, nuevas tácticas, nuevos modelos de acción empresarial y personal.
Medameris es la transformación digital del modelo de atención a partir de la dignificación de la relación entre el profesional de la salud y el paciente.
En Medameris no queremos “volver a la normalidad” que hoy rechazamos (trabajo con énfasis en el volumen y no la calidad, poca oportunidad de fortalecer la relación con nuestros pacientes, etc.). Queremos y construimos una nueva realidad y este es el principio del cambio que vamos a aprovechar.